En el noroeste de la provincia de Lugo se localizan una pequeña sierra con altitudes que no superan los 600 metros conocida como los Montes do Buio. Surcado por el río Landro, que es el que forma la ría de Viveiro, uno de sus afluentes es el río Rego, que transcurre desde las localidades de Loureiro a Xudreiro.
Aproximadamente a mitad del Rego, entre los términos municipales de Xove y Viveiro, las formaciones rocosas hacen que el río se encajone para formar una cascada natural de aproximadamente 30 metros de altura que ha formado una poza de forma circular que se conoce como Pozo da Ferida de Xove.
El nombre de este espectacular espacio natural viene de una leyenda muy poco conocida. En la zona el color del agua es de un marrón similar al del estiércol. Ese color lo produjo una anciana gigante que transportaba un feixe de mulime (un manojo de vegetales cortados que se echaba en las cuadras y establos de los animales para que estuvieran secos y a la vez servía para hacer estiércol). La anciana no pudo levantarse y de ahí ese color tan peculiar de las aguas en esa zona, según la leyenda.
En este post os vamos a proponer una visita partiendo desde el nuestro hostal. Cogemos la LU-161 y atravesamos las localidades de Vilacampa, O Cal, Chavín y San Pedro de Viveiro y cuando llevamos algo más de 15 kilómetros de travesía por una carretera curveada y rodeada de espectaculares prados de un verde que hipnotiza encontramos un cruce hacia la LU-P-6607 que, tras atravesar la localidad de Valcarria (una espectacular aldea de apenas unas decenas de casas dispersas a lo largo del término municipal y que bien merece un alto en el camino para contemplar un clarísimo ejemplo del ordenamiento urbanístico de la zona), pasa a llamarse LU-P-2604.
Seguimos rodeados de verdes prados y espectaculares bosques, un placer para los sentidos, hasta encontrarnos con los carteles que indican el desvío al Pozo de Ferida. En este punto lo mejor es dejar el coche aparcado y hacer el último tramo, de aproximadamente 15 minutos de duración, andando hasta llegar a la cascada y la poza.
Los más valientes pueden bañarse en la poza, aunque hay que avisar que el agua está, siendo generosos, fresquita. Para el resto de los mortales, la mayoría, el simple espectáculo que supone escuchar la caída del agua, percibir los olores del bosque y contemplar una naturaleza que en esta zona no ha sido adulterada por la codicia de la raza humana que se ha empeñado en llenar los bosques de especies no autóctonas, como el Eucalipto, ya es suficiente recompensa.
En el Pozo de Ferida de Xove parece que se ha detenido el tiempo y si te sientas en su orilla y dejas volar la imaginación te transportarás a un mundo que ni en tus mejores sueños habrías podido imaginar.
En este punto te recomendamos que disfrutes de un espectáculo de la naturaleza único. Pongamos en práctica eso que nos dicen cuando estamos en la sala de cine, apaguemos nuestros móviles. No nos va a pasar nada si durante dos o tres horas nuestro Smartphone está guardado en la mochila. Aquí se olvidan los problemas, el estrés no existe y uno se funde con la naturaleza como quizás algún día nuestros antepasados pudieron disfrutar.
Las fotos del lugar no dejan lugar a dudas.