Es posible que, si tienes menos de 30 años, no conozcas apenas nada acerca de Sargadelos, pero para los nacidos en las décadas anteriores a los años 80, Sargadelos será, probablemente, sinónimo de cerámica.
Y es que la cerámica de Sargadelos era uno de los bienes más preciados para todo nuevo matrimonio, pues no había pareja recién casada que se preciase que no hubiera tenido como regalo alguna pieza de las fantásticas vajillas lucenses.
Estas vajillas, de muy alta calidad, se caracterizan por los diseños vanguardistas con fondo blanco y motivos en azul cobalto. Eran un producto muy apreciado por la clase media, que lo exponía en sus vitrinas como elemento decorativo.
La historia de las piezas de cerámica de Sargadelos se remonta a inicios del siglo XIX, concretamente a 1806, momento en el cual Antonio Raimundo Ibáñez inauguró una fábrica de loza en Sargadelos, una parroquia de nuestro vecino ayuntamiento de Cervo.
Desde la puesta en funcionamiento de la fábrica esta característica cerámica quedó ligada a la historia de la industrialización y la artesanía de España. La fama de esta cerámica se fraguó por su calidad, que deriva en gran parte de los yacimientos de caolín de la zona, con unas cualidades ideales para la producción de loza.
El precursor de la fábrica, que fue nombrado Marqués de Sargadelos, fue asesinado en 1808 como consecuencia de un suceso revolucionario en el marco de la guerra de la independencia. A su muerte fue su hijo, José Ibáñez quien se hizo con la dirección de la fábrica y que contó con la ayuda de sus tíos maternos para gestionar el negocio familiar.
En 1835 Ibáñez se asocia con Tapia, llegando con esta unión la fase de pruebas de estampación en policromía. Diez años más tarde Luis de la Riva y Cía arrienda la administración de la fábrica a la familia Ibáñez y se da inicio a una época de verdadero esplendor para la fábrica.
En este periodo más de mil familias llegaron a trabajar para la compañía, y se produjeron piezas de muy alta calidad que contribuyeron a crear la buena fama de la firma lucense.
En 1873 la familia Ibáñez vuelve a retomar el control de la empresa, pero por desavenencias familiares este establecimiento histórico tuvo que echar el cierre en 1875.
Casi 100 años permaneció cerrado el complejo de producción de cerámica, que en 1972 fue catalogado como Conjunto Histórico Artístico.
Pero ¿cómo se creó la nueva Sargadelos? En 1949 el empresario Isaac Díaz Pardo crea un taller cerámico en Sada, en A Coruña, que se convirtió en el Complejo Industrial de Cerámica de O Castro.
Tras años de experimentación y trabajo Díaz Pardo y sus colaboradores decidieron crear una línea de piezas limitadas realizadas basándose en las creaciones de artistas plásticos.
En 1960 el empresario gallego creó una nueva planta en la que introdujo diseños con motivos geométricos y abstractos tomados del romanticismo y barroco gallegos. Estas piezas se distinguían por su calidad, pues estaban producidas con arenas de la Mariña Lucense, que daba lugar a una loza más dura y blanca.
Al mismo tiempo, fue contactando con artistas gallegos exiliados interesados en la recuperación económica y artística de Galicia, y para ello creó el Laboratorio de Formas en 1963.
Cinco años más tarde, en 1968, Díaz Pardo y el pintor Luis Seoane constituyeron la sociedad cerámica de Sargadelos, dando inicio a un proceso de recuperación de la cultura gallega a través de cada una de sus piezas.
A día de hoy la cerámica de Sargadelos está viviendo un renacer ligado a la innovación y al diseño. La casa de cerámica gallega más reconocida tanto dentro como fuera de nuestras fronteras ha sabido establecer alianzas colaborativas con los principales diseñadores españoles para hacer colecciones cápsula que aúnan un diseño único con una fabricación de total calidad.
De este modo, la casa de cerámica ha colaborado con Ailanto en una línea de tazas llena de geometría y color que hace las delicias de todos los coleccionistas de cerámica. Además, la firma gallega ha creado una vajilla diseñada por Agatha Ruiz de la Prada, que cómo no, tiene la original forma de un corazón.
Por otra parte, Sargadelos, en su afán por diversificar su línea de negocio, ha creado una colección de bisutería muy variada, que cuenta con piezas más clásicas y otras más desenfadadas, usando como material principal la cerámica y la porcelana.
Así, se pueden encontrar piezas muy trabajadas y delicadas, talladas y coloreadas con sumo cuidado y otras piezas más sencillas, cuyo elemento principal es una cuenta básica de cerámica. Podrás escoger entre elegantes pendientes, divertidos collares y originales pulseras y anillos.
La apertura de la línea de negocio ha llevado a la firma gallega a adentrarse en la fabricación de mantelería con diseños sencillos, y que remiten a los diseños clásicos de la casa de cerámica, elaborados con los mejores hilos y en los colores estrella: azul y blanco.
Las obras que se producen en la fábrica de Sargadelos han sido elaboradas a través de un proceso minucioso en el que se cuida al máximo la calidad de la materia prima y los detalles más pequeños.
En la elaboración de las piezas de cerámica de esta firma emplean el caolín de minas antiguas con las que cuenta la propia comarca de Sargadelos, un caolín conocido por su alta calidad, y que es tratado con una temperatura que supera los 1400 grados centígrados.
Gracias a las características singulares del caolín de la zona y a la alta temperatura que admite se crea una porcelana de aspecto vitrificado, y que tiene un característico aspecto de alto brillo generando una sensación de suavidad al tacto.
Además, gracias a este proceso de vitrificación a alta temperatura, estas piezas pueden emplearse en el horno o en el microondas y permanecen inalterables tras el uso de detergentes y lavavajillas.
El proceso de fabricación de las piezas comienza preparando la materia prima, con una pasta compuesta por una mezcla de caolín, cuarzo y feldespato, y que tras 48 horas de reposo se separa para crear la mezcla base para dar forma a las piezas, tanto las más corrientes como las vajillas.
La decoración que tiene cada una de sus piezas es igualmente singular. Las formas se obtienen utilizando la técnica del aerografiado, aplicando color sobre los estarcidos. Aunque también se decoran algunas piezas en la fábrica con impresiones calcográficas o decorándolas a mano.
Las piezas de cerámica que van a destinarse únicamente a la ornamentación, esto es, que no van a estar en contacto con alimentos ni bebidas, se pueden someter a un segundo proceso de cocción a una temperatura de 800 grados centígrados en el que se suelen aplicar colores como el característico rojo bermellón sobre la cubierta.
Cabe destacar que en el proceso de producción de las piezas de cerámica de Sargadelos, el diseño ocupa un papel fundamental. Todas las piezas están ideadas con un criterio lleno de significado, que suele describirse a través de un texto explicativo que ayude a entender la pieza.
Es también un hecho reseñable que la mayor parte de la maquinaria que se encuentra en la fábrica ha sido creada en exclusiva para producir este determinado tipo de piezas, ya que es de producción propia y está incluso patentada.
En el caso de la cerámica de Sargadelos se puede decir que el entorno es primordial. Es fundamental porque pr oporciona la materia prima de calidad óptima para crear un producto único que se diferencie en el mercado; y es fundamental porque es fuente de inspiración para la concepción de cada pieza.
Y es que Galicia, su historia y sus costumbres, han sido la fuente de inspiración principal para concebir estas piezas, que son reconocibles en el mercado por sus colores tan característicos, sus moldes exclusivos y su genuina tipografía. De este modo, se consigue un producto final lleno de valioso contenido social y cultural que se ha convertido en uno de los productos gallegos más reconocidos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
La Mariña Lucense comprende los ayuntamientos de Alfoz, Burela, Barreiros, Foz, Cervo, Ourol, Lourenzá, Mondoñedo, A Pontenova, O Vicedo, Ribadeo, Trabada, O Valadouro, Xove y Viveiro.
Esta área está formada por tres comarcas: la Mariña Occidental, la Central y la Oriental y goza de unos caolines de muy alta calidad, que han contribuido a que la cerámica de Sargadelos haya logrado su buen nombre. Son arenas que producen una loza más blanca, brillante y resistente.
Además, de ser fuente de la materia prima de una de las cerámicas más apreciadas del mundo, esta tríada de comarcas también proporcionó la delicadeza y la mano de obra necesaria para crear estas piezas tan especiales.
Pero, aparte de ser un territorio imprescindible para el funcionamiento de la fábrica de Sargadelos, la Mariña Lucense tiene numerosos encantos que merecen ser visitados por todos aquellos que vayan a pasar unos días en Lugo. Descúbrelos a lo largo de nuestra web.